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martes, 30 de abril de 2013

Coraza


Quizá las circunstancias de la vida te hayan formado una coraza y llevas una existencia tranquila y en apariencia cómoda, pero y en tu interior...

¿Te sientes una persona realizada? ¿No?

Entonces, ¿Qué esperas?

Rompe ese caparazón que te envuelve y ¡atrévete a vivir intensamente!





© Hernán A. Núñez

Dame un beso


Dame un beso que me haga despertar
deseos dormidos de hojas otoñales
que van cayendo lentamente sin frutales
dejando atrás el verdor primaveral.

Dame un beso cubierto de deseos
de esos que florecen en ilusión y pasión
limpiando la aureola de una alma triste
que vuela sin retorno como sudario roto.

Dame un beso para hacer un barquito
pintado de sentimientos en un río claro
para que el alba inclemente del verano ardiente
queme los faroles calmando mis deseos.

Dame un beso para perderme en tu aliento
de sabores indecentes y lujuria permanente
que arreste mi pasión entre dulces frutas
que están en el manzano del pecado original.

Dame un beso nocturno y mañanero
que nazca con la oscuridad y muera con la luz
dejando en mi cuerpo tus huellas indeleble
de los besos que gritan entre tu lujuria.

Dame un beso que nazca con música
para bailar entre ellos y alcanzar la gloria
de tener tus labios en el regazo de mis senos
y entre beso y beso llegar al placer.

Dame un beso que brote de tus uñas
para que sin piedad arañen mi piel
derramando mi esencia entre sueños
superando la realidad de mis pensamientos.

Extraido del blog “Destellos de amor, te quiero"
de Emely Verde, desconozco si es la autora... 

Apariencia y realidad de las personas


Hemos de aprender a descubrir que las personas no son lo que parecen, no son lo que nos parecen. Las personas no son buenas o malas, perfectas o imperfectas, orgullosas o egoístas, generosas o santas.



La persona nunca es ninguna cosa, la persona es el conjunto de cualidades emotivas que se expresan en un momento, en un lugar, es el conjunto de los rasgos divinos que se expresan en un grado más o menos elemental, pero que están en un proceso de constante transformación.


La imagen que nosotros nos hacemos de la persona es una imagen fija, estática, es una instantánea de la persona. Y a esa instantánea le asociamos unas cualidades o unos defectos, y valoramos esta instantánea.


Esto es lo erróneo, atribuimos a la imagen instantánea que tenemos de esa persona, en nuestra mente, unos atributos: es bastante inteligente, es hábil, tiene este defecto o este otro; hacemos una ficha de ella que nos deja muy satisfechos, porque así creemos tenerla clasificada.

Pero la persona no es eso, la persona es una fuerza creadora que se manifiesta, es una inteligencia en un grado de manifestación, es una armonía, un amor, una belleza que está en expresión, a un grado o a otro, a un nivel o a otro; todo lo que vemos de amable, de agradable, de positivo en la personas es lo positivo que se expresa en esa persona, no la persona, igualmente, todo lo negativo, que vemos en ella es lo que nosotros estamos rechazando de aquella persona.


Pero en realidad, no es que aquella persona sea positiva o negativa; lo único real son unas cualidades que están en un constante proceso de fluir, y que esas cualidades se unen, en un momento dado, para formar lo que aparece como una persona.



La persona, es una suma de cualidades, pero una suma que está en constante variación, en constante proceso. Yo he de aprender a ver en la persona, estas cualidades en expresión, y no verlas como atributos estáticos de cualidad o defecto.




Cuando yo digo que una persona es de un modo, le pongo una etiqueta, estoy falseando la verdad. La persona no es inteligente, la persona no es buena, no es egoísta, no es orgullosa.



Hay una inteligencia que se expresa en la persona, una generosidad que se expresa en la persona, una fuerza de conservación que se expresa en la persona. Pero siempre es de esta manera: es una cualidad que pasa. No se trata de que la persona sea eso; la persona no es ninguna de esas cosas, como yo no soy ninguna de esas cosas.


Yo soy yo, yo soy un centro espiritual del cual surgen las cualidades que se expresan dinámicamente y que en contacto con lo que yo llamo exterior, forman eso que se denomina personalidad.


Pero esa personalidad es un proceso dinámico constituido por esa dinámica interior en interacción con lo que llamamos exterior. En ningún momento, somos una inteligencia determinada, ni una sexualidad determinada, nada que sea determinado.

(A. Blay)

Deseos




Yo quisiera salvar esa distancia
ese abismo fatal que nos divide,
y embriagarme de amor con la fragancia
mística y pura que tu ser despide.

Yo quisiera ser uno de los lazos
con que decoras tus radiantes sienes;
yo quisiera en el cielo de tus brazos
beber la gloria que en los labios tienes.

Yo quisiera ser agua y que en mis olas,
que en mis olas vinieras a bañarte,
para poder, como lo sueño a solas,
¡a un mismo tiempo por doquier besarte!

Yo quisiera ser lino y en tu lecho,
allá en la sombra, con ardor cubrirte,
temblar con los temblores de tu pecho
¡y morir de placer al comprimirte!

¡Oh, yo quisiera mucho más! ¡Quisiera
llevarte en mí como la nube al fuego,
mas no como la nube en su carrera
para estallar y separarse luego!

Yo quisiera en mí mismo confundirte,
confundirte en mí mismo y entrañarte;
yo quisiera en perfume convertirte,
¡convertirte en perfume y aspirarte!

¡Aspirarte en un soplo como esencia,
y unir a mis latidos tus latidos,
y unir a mi existencia tu existencia,
y unir a mis sentidos tus sentidos!

¡Aspirarte en un soplo del ambiente,
y así verte sobre mi vida en calma,
toda la llama de tu pecho ardiente
y todo el éter del azul de tu alma!

Aspirarte, mujer... De ti llamarme,
y en ciego, y sordo, y mudo constituirme,
y en ciego, y sordo, y mudo consagrarme
al deleite supremo de sentirte
¡y a la dicha suprema de adorarte!

Salvador Díaz Mirón
(Político y poeta mexicano)

La Libertad


Me he preguntado reiteradas veces cual de los regalos de nuestra existencia es el más importante, mi respuesta invariablemente me lleva al amor.




Sin embargo he llegado a la conclusión que el trasfondo de todo esto, es la libertad que se siente al amar, esa libertad de sentir que puedes hacer prácticamente todo, siempre y cuando ello no lesiones los derechos de tu prójimo; libertad, que no implica dejar de tener miedo, sino sobreponerse a él, es arriesgarse por lo que queremos, es la consecución de lo deseado.



Creo que muchas veces vivimos sin darnos cuenta la inmensidad de cosas que podemos hacer, la vida está hecha para vivirla, y tenemos la libertad para hacer todo lo que nos parezca correcto y lo que deseemos hacer.




No obstante en la realidad no vivimos así, nuestra libertad se encuentra absolutamente limitada por diversas consideraciones externas, información que nos hostiga y limita diariamente y nos impide percibir que es lo que nuestras almas efectivamente quieren, qué es lo que las hace verdaderamente libres.



Cuesta encontrar la libertad, es realmente difícil... pero el sentirla aunque sea por un breve espacio de tiempo produce un placer ilimitado, …¡es un objetivo en la vida!

©Hernán A. Núñez

Tu Boca



Para formar tan hermosa
esa boca angelical,
hubo competencia igual
entre el clavel y la rosa,
la purpura y el coral.



Mintiendo sombras del bien,
en ella el mal se divisa,
por lo que juntos se ven
ya la apacible sonrisa,
ya el enojoso desdén.






Y en los senos abrasados
engendra con doble holganza,
o con tormentos doblados,
cada risa una esperanza,
cada desdén mil cuidados.





Cual las conchas orientales
en tu boca, y por vencerlas
muestra en riquezas iguales,
cuando desdeña, corales,
y cuando sonríe, perlas.



Y si con sombras de bien
tal vez el mal se divisa,
es porque en ella se ven
guardar la miel de su risa
las flechas de su desdén.





Si a mi su rigor alcanza,
al ver su hermosura, siente
el corazón doble holganza;
y aunque un desdén me atormente,
deme una risa esperanza.






Bien haya la dulce boca,
que solo sus frescos labios
el aura pasando toca;
que haciendo el ámbar agravios,
su miel a gustar provoca!




O, bien haya cuando ufana
dando enojos a la rosa,
muestra su cerco de grana,
fresca como la mañana,
como el azahar olorosa!




Y si acaso dulcemente
suelta plácida congojas,
ya es el rumor del ambiente,
ya el susurro de las hojas,
ya el murmurar de la fuente.





Si alegres sones respira,
las aves del prado encanta;
y si a vencerlas aspira,
con las que gimen, suspira;
con las que gorjean, canta.





Tu miel, aroma y colores,
rinde en amante oblación,
flor, ante cuyos primores,
mustias e inútiles flores
las flores del valle son.






El néctar mas regalado
deja que de amores loco
beba en tu labio abrasado;
para una abeja es sobrado
lo que para muchas poco.





Mas ah! que vertiendo quejas,
me esquivas tu dulce miel;
en vano de una te alejas
si ves que miles de abejas
poblando van el vergel.





Ay de la rosa encarnada,
que en su seno de carmín
niega a una abeja la entrada!
Tantas la acosan al fin,
que queda sin miel, y ajada.





Ay de las cándidas flores,
si alzan su capullo tierno
del estío a los ardores!
Ay del panal, si el invierno
lo hiela con sus rigores!





Dame los gustos sin tasa,
pues ves que el sol estival
las tiernas flores abrasa;
mira que amarga el panal
cuando de sazón se pasa.






Ríndete a mi placentera:
no te rinda con agravios
de abejas la turba fiera:
que herir esos dulces labios
herirme en el alma fuera.





De ese tesoro las llaves
dame, y sus dones ardientes
libaré en besos suaves,
sin que lo canten las aves,
ni lo murmuren las fuentes.



Ramón de Campoamor

¿Existen los Reyes Magos?



Un niño llamado Moisés se encontraba en su casa luego de haber estado en el colegio durante el día; se hallaba muy ansioso en espera de que viniera su papá del trabajo.


Su padre llegó, colgó la chaqueta y se sentó a reposar en la pequeña sala. Apenas hecho esto el niño le preguntó en voz algo baja, casi temeroso: - ¿Papá?- “Sí, hijo, dime.” -Oye, quiero... ¡que me digas la verdad!-

Algo sorprendido Rubén (como se llamaba el padre) le dijo: “Claro, hijo, siempre te la he dicho- respondió extrañado. -Es que-... titubeó el niño. “Dime, Moisés Aarón, ¿qué te preocupa?” -Papi, ¿realmente existen los Reyes Magos?-



A Rubén se le hizo un nudo en la garganta, miró a Héylet, su esposa, quien daba teta a Ibrahim, su otro hijo de brazos, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.

-Es que los niñitos del colegio dicen que los Reyes Magos son los mismos padres. ¿Es verdad eso?-

La nueva pregunta de Moisés le obligó a volver la mirada hacia el niño y y con un nudo en la garganta y tragando saliva le preguntó a su vez: “¿Y tú qué crees, hijo mío?”


-Yo no lo sé, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí, que si existen, porque ustedes no me mentirían; pero, ¿cómo es que los amiguitos en el colegio dicen eso?-...


“Mira, hijo, efectivamente son los padres los que ponen los regalos, pero...” iba a continuar, cuando el niño le interrumpió algo airado. -¿Entonces si era verdad?- cortó Moisés con ojos de decepción. -¡Me han engañado!-

“No, mira, nunca te hemos engañado, porque los Reyes Magos sí existen” respondió el padre tomando entre sus dos manos la carita de Moisés.

-¿Pero cómo así? Entonces no entiendo nada, papá.-

“Siéntate hijo y escucha esta historia que te voy a contar porque ya es el momento de que puedas entenderlo”, le dijo Rubén mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.



Moisés se sentó entre sus padres ansioso de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre comenzó a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Tres Reyes Magos:






"Cuando Jesús nació, los tres Reyes venían desde el oriente lejano guiados por una luminosa estrella y se acercaron al pesebre donde el Niño Rey había nacido para adorarle. Allí le encontraron al lado de José y María, algunos pastores, una mula y un buey.


Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto; el Niño Dios se puso tan contento y feliz que Melchor, el más anciano de los Reyes, dijo: ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver su felicidad reflejada en la cara.


¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero eso es muy difícil. No vamos a poder llevar tantos regalos a todos los niños del mundo.


Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con la cara iluminada de alegría, comentó: - Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy arduo poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. ¡Pero sería tan bonito!


Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. El Niño Jesús, que desde su pobre cunita de paja les escuchaba atento, sonrió y en eso la voz de Dios se escuchó en el Portal de Belén:


-Ustedes son muy buenos, queridos Reyes Magos, y les agradezco sus regalos. Voy a ayudarlos a realizar su hermoso deseo. Díganme: ¿qué necesitan para poder llevar regalos a todos los niños de la tierra?-


-¡Oh, Señor!- dijeron los Reyes Magos arrodillándose. Necesitaríamos millones y millones de ayudantes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero, no podemos tener tantos servidores, no existen tantos.




-No se preocupen por eso- les dijo Dios. -Yo les voy a proporcionar no uno, sino dos ayudantes por cada niño que hay en el mundo.-

-¡Sería magnífico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.

-Díganme, ¿no es verdad que los ayudantes que les gustaría tener deben querer mucho a los niños?- Les preguntó Dios.


-¡Por supuesto que sí, eso es necesario! -asintieron los tres Reyes-. Y, ¿verdad que esos ayudantes deberían conocer muy bien los deseos de los niños? Les preguntó nuevamente Dios. -¡Oh sí, claro! Eso es lo que exigiríamos a un servidor o ayudante- cada vez más entusiasmados los tres.



-Pues díganme entonces, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres? Los tres Reyes se miraron asintiendo con la cabeza y empezaron a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando La Voz de nuevo se volvió a oír:



-Puesto que así lo han querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en sus servidores, y que en su nombre, y de su parte regalen a sus hijos los regalos que deseen.




También ordenó que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se hará como si la hicieran los mismos Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño.


Y, alrededor del Nacimiento hecho en casa, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.-”

Cuando el padre de Moisés hubo terminado de contar esta historia, el niño, visiblemente contento, se levantó y dando un beso a Rubén y Héylet les dijo:

-Ahora sí que lo entiendo todo papá… Y estoy muy contento de saber que me quieren mucho y que no me han engañado-. Y con ojos vivaces, se dirigió corriendo a su cuarto, regresando con su alcancía en la mano mientras decía:



-No sé si tendré bastante para comprarles algún regalo a ustedes, pero aunque sea si le compraré alguna chuchería a mi hermanito Ibrahim Josué y para el año que viene ya guardaré más dinero para comprar algo para ustedes también.-




Y toda la familia se abrazó muy feliz mientras, desde el Cielo, a buen seguro, el Niño Rey junto a los pastorcitos y los Tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.