
Una vez, hace ya más de medio siglo,
estando muy pequeño, en mi barrio de Cotiza, San José-Caracas, en casa de un
viejo amigo llamado José Francisco, en época decembrina por cierto, vi a su
mamá Clara Amelia, partir nueces en la mesa del comedor.
Me puse de puntillas, todo lo que podía y logré observar cuidadosamente como lo hacía. Romper cosas era algo, que a esa edad, me fascinaba.
Ella cascaba las nueces y las comía. Me preguntó si quería una, pero realmente eso no era lo que más me interesaba. La mamá de Joseito comprendió, y me enseñó a abrirlas con cuidado de no machacarme los dedos.
La primera nuez me llevó algunos minutos, pero al abrirla, vi con enorme sorpresa que estaba podrida. Entonces Doña Clara me hizo entender que antes de perder el tiempo tratando de abrir una nuez, debía comprobar antes si valía la pena.
- Si hace mucho ruido, se pasó de maduro, no sirve, está mala - Me dijo.
Agudicé mis oídos y sacudiendo la siguiente al lado de mi oreja, no escuché ruido alguno. Tras varios intentos logré abrirla, (imaginen ustedes como sería mi sorpresa), ...dentro había una cosa, que se me parecía muchísimo a un cerebro humano. -¡Qué extraña casualidad!- pensé.
Hoy día, cuando oigo o leo a un político, exponiendo sus argumentos en contra de lo piensa cualquier ciudadano del pueblo, o un grupo quizá minoritario pero pueblo al fin, suelo sentir tristeza por ese tremendo desperdicio de coraje y demagogia. Sin embargo, al recordar aquella nuez... Caray, ...¡es que se parecen tanto! ¿Cómo pueden tener el cerebro tan podrido algunos políticos? ¿Será ésto una mera casualidad?

"¡Si hace mucho ruido, se pasó de maduro, no sirve, está mala!"
Autor desconocido (Adaptado por mi)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario