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martes, 11 de noviembre de 2014

¿Por qué llora la rosa?



Yo me pregunto, ¿por qué puede llorar una flor?
Será que no la ha visitado su amante, el ruiseñor,
ciertamente hay una pena íntima en mi corazón,
y mi mente apesadumbrada pierde toda noción.




En el limbo de los no amados será que nos toca,
si la pareja endurece el sentimiento como roca,
no hay húmedo arroyo de amor que descalabre,
el endurecido corazón vital, cual llave que abre.


Seremos raros emigrantes en nuestra existencia,
quizá no suministramos amor y esa es la carencia
sólo queda un resquicio de cariño que nunca falla:
Es Dios, con quien junto se gana cualquier batalla.




© Hernán Antonio Núñez





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