El
arquero para lanzar una flecha tiene que jalarla hacia atrás para luego
lanzarla.
Asimismo es nuestra vida, a
veces tenemos contratiempos o dificultades que nos impiden salir de inmediato en
búsqueda de nuestros sueños y de buenas a primeras nos dejamos abatir por ello.
Pero eso no debe arredrarnos,
pues esa aparente adversidad es la fase en que vamos a organizar la manera de
conseguir lo que deseamos y que permitirá transformar ese aparente retroceso en
una carga de energía para lanzarnos en pos de lo que queremos ya con un mejor
enfoque.
Aun ya en ese camino que
salimos disparados hacia nuestro objetivo pueden surgir nuevos problemas en el
camino, el viento, el mal diseño de la propia flecha, cualquier cosa que pueda
desviarnos, eso no ha de ser obstáculo. Sólo hemos de enfocar nuevamente
nuestra mira y hale! ahí vamos de nuevo.
Entonces si, ya al
enrumbarnos en alcanzar nuestra estrella, vayamos con decisión sin temor alguno
y con fe de conseguir lo que tanto anhelamos, porque Dios es el Arquero que
dispara la flecha de nuestras vidas para que demos en el blanco y poder
alcanzar nuestra realización.
© Hernán Antonio Núñez
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