“Me quitaron todo. Ya no tengo nada” Testimonio del padre de Geraldine Moreno
El fotógrafo Roberto
Mata, a través de su cuenta de Instagram a retratado a diferentes personas que
se han visto afectadas por las manifestaciones que se vienen produciendo desde
el pasado 12 de Febrero en Venezuela. En ésta oportunidad, es el padre de
Geraldine.
“Le
tengo miedo al momento en que se acaben los novenarios, las llamadas y la
prensa pierda el interés. Al momento en que yo tenga que volver a levantarme
temprano a recordarla. Este dolor no va a pasar nunca”. Saúl, el padre. Pa,
como le decía Geraldine.
Geraldine
jugaba fútbol sala, posición delantera. Pero la Guardia Nacional le llegó de
sorpresa por la retaguardia, con las motos y sus luces apagadas, el miércoles
19 de febrero en Tasajal, Valencia. La manifestación era a dos cuadras de allí.
Ella
estaba frente a su edificio, caceroleando. Hubo un disparo, eso la advirtió.
Intentó escapar y se cayó. Vecinos cuentan sobre dos guardias. Uno le dijo al
otro “¡Dispárale!” y ese otro se negó. Entonces el de la voz de mando le
disparó a Geraldine en el piso con una escopeta de perdigones. Al rostro. A un
metro de distancia.
Geraldine Moreno Orozco, joven de 23 años, atleta de futbol sala, estudiante del 5to semestre de Citotecnología en la Univiversidad Arturo Michelena |
Delgada,
espigada, deportista, dicharachera, estudiante de Citotecnología de la
Universidad Arturo Michelena, 23 años, “la bujía de la familia”, entró a la
emergencia de la clínica diciendo “Apúrense, háganlo rápido, que siento que se
me quema el cerebro”.
El
disparo fue al ojo derecho, pérdida inmediata. El izquierdo tampoco se
salvaría, aclararon después los médicos. El daño cerebral fue irreparable.
Geraldine pasó por dos cirugías. La segunda tomó ocho horas. Esa noche fue la
más larga de la vida de Saúl.
Entre
las barricadas y una sensación de toque de queda no oficial, logró llegar
únicamente hasta la mitad del camino. Tuvo que esperar al día siguiente para
poder estar con su hija. El sábado 22 de febrero a las 12:35 pm, frente a su
madre, un cura y Saúl, Geraldine fue desconectada.
Saúl
tenía esperanzas de ver a su única hija recuperada. “Me quitaron todo. Ya no
tengo nada”, dijo después, durante un rosario. La casona de más de cien años de
la mamá de Saúl es el lugar donde Geraldine contaba chistes malos, de esos tan
malos que al final hacían reír. Hoy toda su familia, la de piel y la de sangre,
agradece cuanto Geraldine les hizo reír. Saúl Moreno, 55, bienes raíces, padre
de Geraldine.
Fuente: http://instagram.com/p/lKtmuyDbZG
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Posteado el 5 de marzo, 2014
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