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domingo, 22 de septiembre de 2013

Se muere el Río Caparo

Rio Caparo, Foto de Venezuela Tuya

Les compartimos en el día de hoy las palabras, fotografías y voz de alerta de Diana Liz Duque, estudiosa, defensora y enamorada de Caparo y su ecosistema:

Se muere el Río Caparo y la vida animal y vegetal que tenía, aparte de la deforestación que ha estado sufriendo en sus bosques de galería, lleva más de 3 meses represado alterando su flujo natural en la época de lluvias, la época más importante para muchas especies, por los problemas del proyecto hidroeléctrico Uribante - Caparo, donde según lo poco que pude investigar tienen dos motores que no funcionan. ¿Quién medirá el gran impacto y daño ecológico irreversible que está causando mantener este río así? la gente local haciendo su agosto con la pesca ignorando que luego no tendrán nada que pescar, como se ve en la foto ahora hay vacas en el río y no conozco mas detalles porque esto no sale en las noticias y a nadie le importa”. 


Estas palabras que traducen dolor e impotencia deben llegar a cada venezolano, deben compartirse hasta que lleguen a las personas que tienen en sus manos la posibilidad de detener estos ecocidios que poco a poco están destruyendo la naturaleza de nuestro hermoso y privilegiado suelo natal.

Equilibrio, balance, son palabras que deberían tenerse como línea principal en cada obra que implique intervención del medio ambiente natural.  Las represas por sí mismas, aunque necesarias para garantizar agua a las poblaciones o generar electricidad a las mismas, siempre implican alteraciones importantes del medio ambiente que un  buen estudio previo puede minimizar.

En la situación que expone Diana, se torna más grave la intervención humana en un curso de agua de importancia para el país. En efecto, estamos en invierno, época importantísima donde muchas especies de peces desovan y grandes cantidades de alevines esperan  iniciar su periplo en los grandes cursos de agua. En este caso se juntan para mayor desgracia del ecosistema, la inoperancia de equipos y hombres responsables de su funcionamiento, con la ignorancia de hombres que aprovechan los cardúmenes de peces "represados" para su propio beneficio sin tomar en cuenta  aquel viejo dicho "pan de hoy , hambre para mañana".

Cuando hablamos de hombres inescrupulosos que usan los recursos naturales para su propio beneficio, recordamos nuestras selvas naturales prácticamente desaparecidas, como lo son la extinta  montaña de San Camilo, la selva de Turén y la selva de Caparo, entre otros muchos casos de tala indiscriminada.

En el caso de Caparo, como ya hemos reseñado en entradas anteriores, pareciera que ha habido esmero en hacer todo para su destrucción, quedando apenas unas pocas hectáreas (7.900) aún bajo la protección de la Estación Experimental de la Universidad de Los Andes, pero continuamente amenazadas a correr la misma suerte que el resto  de esa antigua bendición natural que se unía con San Camilo y Ticoporo, que contaba con un millón de hectáreas y que ahora puede tener unas  doce mil. La tala y las invasiones han ido minando ese tesoro  que tenía el estado Barinas, y ahora se une  al desastre  ecológico la interrupción del cauce del río Caparo.

Talar los bosques de galería  es uno de los mayores crímenes que pueden realizarse contra los cursos de agua, es simplemente un atentado a la vida no solamente animal y vegetal, sino humana.

Cuando la conciencia ecológica no está arraigada en el pueblo, resulta sumamente cuesta arriba sensibilizarlo. Nos quedan nuestros niños y jóvenes. Que cada hogar, cada amigo, cada vecino que valore en su justa medida la necesidad de proteger el ambiente, ponga su grano de arena en su área de influencia. Es lo que debemos hacer sin más demoras para tratar de alcanzar algún día esa conciencia tan vital para la conservación de la vida.

Fuente: Vivencias llaneros del abuelo

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