El amor no busca su propio interés
Un hombre de entrada edad fue a una
clínica para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y
mientras lo curaba el médico le preguntó qué era eso tan urgente que tenía que
hacer.
El anciano le dijo que tenía que ir a
una residencia de ancianos para desayunar con su mujer, que vivía allí. Llevaba
algún tiempo en ese lugar y tenía el mal de Alzheimer muy avanzado.
Mientras le terminaban de vendar la
herida, el doctor le preguntó si ella se alarmaría en caso de que él llegara
tarde esa mañana.
-No- respondió el abuelo. -Ella ya no
sabe quién soy yo. Hace ya casi cinco años que no me reconoce-.
“Entonces” preguntó el médico, “si ya no
sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las
mañanas?”
El anciano sonrió y dijo: -Ella no sabe
quién soy yo, ¡pero yo, todavía, si sé muy bien quién es ella!-…
Al galeno se le hizo un nudo en la garganta y tuvo que contener las lágrimas, mientras el viejecito se iba, se quedó pensando: "Ésa es la clase de cariño que quiero en mi vida: el verdadero amor, que no se reduce a lo físico o lo romántico".
El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro verdaderamente es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya nunca podrá ser...
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