llorar
es correr el riesgo de parecer sentimental,
acercarse
al otro es correr el riesgo de comprometerse;
emocionarse
es correr el riesgo de que te conozcan;
amar
es correr el riesgo de no ser correspondido,
vivir
es correr el riesgo de morir.
En
toda esperanza hay el riesgo del desespero;
en
todo intento hay el riesgo del fracaso.
Pero
los riesgos se han de tomar,
porque
el mayor peligro es no arriesgar nada.
El
que nada arriesga nada hace, nada vale,
sólo
arriesgando se constata la libertad”.
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