El
Sábado de Gloria es día en el cual los católicos recordamos a Jesucristo en el
Santo Sepulcro, por lo que en esta fecha no se oficia misa, ni se celebra la
Eucaristía. Es utilizado más bien por la feligresía como un estado de espera y
preparación "Vigilia Pascual" hacia el Domingo de Resurrección.
El
Sábado Santo es un día de luto. En la Iglesia Católica también se conmemora la
Soledad de María después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía
del Apóstol Juan. Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los
fieles, la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los
Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo.
Hoy
la Iglesia se abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa. La Sagrada
Comunión puede darse solamente como viático. No se conceda celebrar el
Matrimonio, ni administrar otros sacramentos, a excepción de la Penitencia y la
Unción de los Enfermos.
Hasta
la reforma litúrgica de la Semana Santa realizada por el Papa Pío XII
(encargada en 1955 a Monseñor Aníbal Bugnini como una especie de anticipo a la
reforma litúrgica general delConcilio Vaticano II) se llamaba a este día Sábado de Gloria, pues la celebración de la Resurrección (la Vigilia Pascual)
tenía lugar ya en la mañana del sábado, debido a la norma del ayuno
preparatorio a la Comunión sacramental desde la medianoche precedente.
Considerando
que el Viernes Santo ya había sido día de ayuno, era excesivo prolongarlo un
día más casi completo. En 1951 Pío XII permitió, mediante el inesperado decreto
“Dominicae Resurrectionis” de 9 de febrero (Vid. AAS 43 (1951), pp. 128-129),
que la vigilia se realizase de noche, lo que tras otro decreto, el “Maxima
Redemptionis” de 16 de noviembre de 1955 (Vid. AAS 47 (1955), pp. 838-841), fue
obligatorio a partir de 1956.
Desde
entonces esta Vigilia Pascual se celebra más razonablemente en horas de la noche, el
Sábado Santo queda para los católicos más como un día de espera, expectante por
la gran celebración que tendrá lugar unas horas más tarde. Esto se vio facilitado
también por la reforma al ayuno preparatorio a tres horas antes de comulgar. El
Concilio Vaticano II actualmente lo tiene fijado en una hora antes de comulgar.
Aunque
en muchos lugares sigue denominándose así por la costumbre, su uso es
incorrecto. No obstante, dado el statu quo entre las iglesias cristianas
respecto a las celebraciones litúrgicas en la Basílica del Santo Sepulcro de
Jerusalén, como a la Iglesia Católica Apostólica y Romana le corresponden las
horas de la mañana para sus oficios, la Vigilia Pascual sigue realizándose el
sábado por la mañana en dicho lugar.
Como
no puede celebrarse ningún rito oficial durante el día, se suelen predicar
retiros espirituales, y en muchos lugares también los sacerdotes durante el día
atienden confesiones (El sacramento de la Penitencia). También es costumbre en algunos templos el rezo de la
Liturgia de las Horas por parte de los clérigos con participación de fieles
seglares.
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