Ya tenemos a diciembre encima y con este mes nos llega la Navidad, ¡ahhhh! la Navidad... Gratos recuerdos, evocaciones de la infancia, ¿cuánto albergamos en nuestra memoria sobre esta fecha decembrina? y para nosotros... ¿que significado tiene esta festividad?
Quiero contarles una historia de
una familia muy rica, de una gran urbanización, que hace muchos años iba a celebrar una festividad en
honor al recién nacido de la casa. Dicha celebración se llevaría a cabo en la
gran sala de una enorme mansión.
Muchos huéspedes habían
sido invitados para la ocasión y todos llegaron vestidos con sus ropas más
elegantes. A medida que se iban quitando los abrigos, éstos eran llevados por
un criado, al piso superior para ser colocados sobre una cama en uno de los
dormitorios.
Pasada la conmoción de la
llegada de los huéspedes y luego de un largo rato de animada conversación, todo
el mundo se preparó para la ceremonia en honor a la criatura. De pronto, alguien
preguntó para sorpresa de todos: "¿Dónde está el bebe?"
La institutriz corrió escaleras
arriba, buscando por todos lados y regresó con el rostro lívido de
desesperación. No podían encontrar al bebé por ningún sitio. La búsqueda
continuó durante unos minutos que parecieron eternos, hasta que alguien recordó
haber visto a la criatura acostada sobre una de las camas.
Y allí mismo estaba
todavía, bajo las ropas de abrigo de los invitados. Era irónico. El propio niño
quien era objeto de la celebración… había sido olvidado, descuidado y por poco muerto
debido a la negligencia de la familia.
La pregunta que nos
hacemos muchos cristianos en estos días navideños es: "¿Y esto es la
Navidad? ¿Dónde está el Niño cuyo cumpleaños supuestamente celebramos el 25 de
diciembre?"
Compramos regalos y
juguetes, ponemos arbolitos de Navidad, luces de colores, estrenamos ropa nueva,
le compramos fuegos artificiales a los niños, comemos y bebemos hasta el exceso,
nos vamos de parranda, nos lanzamos tremendas borracheras...
¿Es éste el propósito de la Navidad? Las decoraciones son bonitas y las gaitas y aguinaldos nos atraen, pero… ¿Es así como celebramos la Navidad? ¿Dónde está el Niño Jesús? ¿Dónde le hemos puesto?
Como en nuestra historia
inicial, a veces también somos culpables de olvidar la memoria del Santo Niño
cuyo nacimiento decimos celebrar. Hoy día hay muchos que no invitan a Cristo a
su fiesta de Navidad. La Navidad para ellos es sólo una fiesta cualquiera, una
oportunidad para derrochar, bailar y alborotar.
La Navidad debe ser una
celebración alegre y llena de gozo. La Navidad verdadera es una fiesta santa
porque, según el profeta Isaías, es un recuerdo sublime: "Porque un Niño
nos es nacido, un Hijo nos ha sido dado y lleva un principado sobre su hombro; y se llamará su
nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz."
La Navidad para los cristianos es la época del amor, de la esperanza, la solidaridad, la alegría y la paz. La Navidad es para adorar a Aquel cuyo cumpleaños celebramos: El Niño Jesús, quien vino a este mundo, hace más de 2000 años, para liberarnos del pecado.