No es cierto eso que dicen: ¿Cuanto tienes?... ¡tanto vales! No importa si alguna vez caíste, lo grande es levantarse y seguir. |
Cuántas veces hemos escuchado ¿Cuánto tienes?...
¡tanto vales!, en los sistemas capitalistas se nos toma como unidades de
producción y/o consumo, mientras que en los socialistas se restringen las
libertades individuales más esenciales cuando una persona se atreve a pensar distinto
al sistema imperante. Tanto uno como el otro irrespetan los derechos humanos.
Sólo somos un factor económico y/o político. No hay respeto por la dignidad
humana.
Por eso hay tanta incertidumbre e indolencia a nivel
social; se han perdido valores como la amistad, generosidad, solidaridad, ayuda
al prójimo, hasta el punto que muchos hasta han perdido la Fe y evaden
responsabilidades y compromisos consigo mismo y con su propia familia,
sumiéndose en la televisión o en la internet donde reciben andanadas de
publicidad, orientadas al consumo irracional o al fanatismo político.
Otros tratan de refugiarse en el consumo de alcohol, las
drogas y el ruido, evadiendo la propia realidad, pues sienten un gran vacío
existencial; tienen grandes dosis de falta de aceptación y autoestima,
generadas por la falta de verdaderos valores éticos, humanos, sociales y
espirituales.
Otro grupo, un “poco más adaptados a la sociedad”, se
sumergen en el trabajo y son personas que a simple vista son completamente
normales, pero su grado de alienación o fanatismo político les impide ver
razones que provengan de la acera de enfrente, sólo les parece aceptable las
directrices que se emanan de su propio facción política y estos pueden ser a
favor o en contra del partido gobernante.
La ciencia por su parte aun cuando ha ayudado al
progreso de la humanidad (hecho innegable), también ha traído destrucción y
guerras en nombre de la paz y el progreso, además tiene muchas limitaciones, la
razón científica no da todas las respuestas que el hombre necesita, cuando
comienza a pensar: en su origen, razón de ser, ¿Qué hay más allá de la vida
física? ¿Cómo debe ser mi actitud ante nuestros semejantes? ¿Cómo fui creado y
cuál es el sentido de la vida?
Ante esta disyuntiva yo me pregunto, ¿cuál ha de ser
mi comportamiento con mis semejantes, indistintamente como piensen? ¿Acaso el
que tengan una orientación diferente a la mía elimina su condición de ser
humano? El aparente triunfo de una facción o grupo, es derrota del total de la
población. El amor hará libre a nuestra nación y al mundo. Debo ser el primero
que propende a la solidaridad, el afecto, la cordialidad, el respeto hacia mis
congéneres, ¡sólo así triunfará la sociedad entera!
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