Un joven recluta que estaba en el ejército era humillado
constantemente por ser católico. Un día su comandante de pelotón queriendo
vejarlo delante de la tropa lo llamó y le dijo:
“¡Recluta venga acá! Tome esta llave y vaya a donde está
aquel jeep y estaciónelo al frente”.
El joven soldado le explicó en tono casi suplicante: -Mi
comandante, no se manejar…-
Entonces le dijo el superior: “Pero usted no tiene fe pues,
vamos, pídale ayuda a su dios, enséñenos que él existe”.
El soldado agarro la llave y mientras iba al vehículo empezó
a orar con vehemencia, subió al vehículo, paso la llave y se encendió, luego
puso la velocidad, arrancó y lo manejó estacionándolo perfectamente.
Al salir del jeep, el comandante y toda la tropa se acercaron a hasta el vehículo mientras el soldado distraido daba gracias a Dios y cuando oyó los gritos de exclamación, notó que todos estaban llorando, por lo que se inquietó, pero ellos le dijeron:
‘nosotros queremos servir a tu Dios’.
El joven sorprendido, pregunto: -¿Qué está sucediendo aquí?-
En eso, el comandante, sin poder articular palabras, con un nudo en la garganta y con llanto en los ojos,
visiblemente perturbado, abrió el capot del jeep y le mostró que el rústico ¡no
tenía el motor!!!
Entonces el joven se dirigió a todos y les dijo: -¡Se
fijan, y ustedes se burlan de mí! ¡Ese es el Dios a quien yo sirvo, el
Todopoderoso, Mi Dios, que le da existencia a lo que no existe!
Autor desconocido (Edición mía)
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