Hoy, paseando por el centro de Caracas, observé una señora como de unos 80 años, sentada en un banco de la plaza Bolívar, llorando desconsoladamente.
No me aguanté y acercándomele le pregunté qué le pasaba. Entre lágrimas y gemidos me contestó: “En casa tengo un marido de 32 años. Me hace el amor todas las mañanas. Se levanta y me hace un desayuno con arepas, huevos revueltos, frutas frescas y café recién colado con leche batida”.
Y
ella prosiguió: “Al mediodía, me hace sopa casera con bastantes verduras, a
veces ensaladas variadas y mis galletas favoritas. Después de digestión me hace
el amor a media tarde”.
Ya verdaderamente extrañado, insistí: - Eso está muy bien señora, pero ¿por qué está llorando? Y prosiguió – “Y para la cena me hace comidas gourmet, con vino y todo y encima mi postre favorito. Y cuando terminamos de comer, me hace el amor hasta la madrugada... ¡¡todas las noches!!”
- ¡Pero eso es perfecto mi doña! y entonces qué tiene eso de malo, ¿por qué llora de esa manera? - Y la señora, con un llanto incontenible me dice:
“¡¡¡Es que no me acuerdo donde vivoooooooo, Buaaaahhh!!!"
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