No sé por qué tanto la lluvia me
ama.
Si voy por el monte me sale
traviesa;
si en la noche llega, me busca en
la cama
y por no asustarme íntima me besa.
Y no tiene freno su franco retozo
al tocar mi seno fragante y
menudo,
al pasar la túnica que ampara el
reposo
de mi cuerpo inquieto, como el mar
desnudo.
Que gusto se ha dado mi alma
aldeana
cuando la sorprendo loca en la
ventana
llamando al postigo con mano
implorante!...
Yo puedo decirle muy hondo a la
vida:
¡he llevado un siglo la belleza
asida
por la cabellera de hebras de
diamante!
María Calcaño, nació el 12 de diciembre de 1906 en Maracaibo, Venezuela. Se la considera la primera poetisa venezolana que asumió la modernidad a través de la libertad y el goce de la expresión.
ResponderBorrarLa vida de la poetisa María Calcaño es una intensa metáfora de sí misma, una canción íntima, tejida a lo largo de tres libros publicados, más un diario y decenas de versos sueltos que ahora editará Monte Ávila, a partir del trabajo desplegado por la investigadora zuliana María Eugenia Bravo, quien, junto con otra gran periodista, Marlene Nava, tienen en imprenta sendos libros sobre esta mujer
Una figura fundamental de las letras durante la primera mitad del pasado siglo. Una dama con una historia profundamente literaria, quien desafió las normas sociales y las convenciones morales de su época, para crear una obra poderosa, radical, sumamente atractiva para una pléyade de exégetas, sobre todo mujeres, interesadas en reivindicar el trabajo creador de una excepcional artista de la palabra parida con amor, devoción y entrega.
Tras la publicación de su poemario, Alas fatales, en 1935, el mundo literario de entonces sucumbe ante el portento de sus “verbos hechos carne”. El poeta Andrés Eloy Blanco reveló su perplejidad enviándole una carta: “Se abre el libro, y se enciende como yesquero. Se cierra, se apaga, pero queda uno chamuscado”.