Me
causó curiosidad el anuncio y me acerqué. La puerta estaba abierta, bueno,
realmente se fue abriendo poco a poco, lentamente, cuando me di cuenta, ya
estaba adentro. Vi muchos ángeles parados por todas partes, uno de ellos me
entregó una cesta y me dijo: "Toma, compra con cuidado todo lo que
necesites y lo que no puedas ahora, te lo llevarás después, eso si, sólo puedes
comprar para ti"
Comencé
a caminar por esta enorme y bella tienda, lo primero que compré fue paciencia y amor, estaban en la misma fila, más abajo en el mismo pasillo
encontré comprensión... Pues eso se
necesita muy seguido. Encontré el triunfo,
al lado de la perseverancia y no dudé
en llevar dos kilos de cada uno.
La
humildad estaba en la parte de arriba
del estante y eché una caja en mi cesta, pues la podría utilizar después del triunfo. También compré dos bolsas de fe, que venía junto con la oración. Más adelante encontré un
estante de disculpas, estaban bellamente
diseñadas y eché en mi cesta dos cajas.
Al
doblar el pasillo me paré a comprar fuerza
y coraje, para utilizarlo sin duda en
la carretera de la vida. En el último pasillo vi la serenidad, el valor y la sabiduría, tres por el precio de uno y
tenían estas instrucciones: "Utiliza la serenidad para aceptar las cosas que no se puedas cambiar, el valor para cambiar las que se puedan y
la sabiduría para reconocer la
diferencia..." ¿Cómo iba a dejar pasar esa oferta? La paz y la felicidad, las
daban gratis con la compra de los demás artículos.
Llegué
finalmente a la caja y también me atendió un ángel a quién le pregunté: "¿Cuánto
le debo? El me sonrió tiernamente y me contestó: "Lleva tu cesta donde
quiera que vayas". De nuevo le pregunté "Si, está bien... pero, ¿cuánto
le debo? Él otra vez me contesto sonriendo: "No te preocupes, Jesús ya
pagó tu deuda hace ya mucho tiempo".
Él ya pagó por nosotros... |
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