Hoy, 1° de mayo, es una fecha que se celebra en todos los
países del mundo, como El Día Internacional del Trabajador, para conmemorar un
evento que significa el gran homenaje a los trabajadores quienes son los que
producen su sustento de vida, algunos hasta lograr su propia riqueza a fuerza
de sacrificios y la riqueza de empresas y naciones.
A pesar de las dificultades que enfrentó el movimiento
sindicalista en los últimos años del siglo XIX y primeros del siglo XX, la
batalla por los derechos de los trabajadores es un logro irremplazable que se
recuerda cada año en todo el mundo como homenaje a sus precursores.
En la actualidad, varios de esos logros se han quedado
estancados, aun cuando la mayoría de los trabajadores está consciente de sus
derechos y obligaciones, los beneficios y prestaciones que otrora lograron, hoy
día ya es insuficiente.
Todos y cada uno de nosotros somos producto de nuestra
cultura: sus objetivos, sus valores, sus mitos y creencias erróneas, sus
ideales, sus ritos, su tradición, su historia, inclusive su política y lo que
es más importante, su cambio.
La sociedad es la transmisora de
ese contenido cultural que moldea nuestra personalidad, nuestros patrones
mentales y emocionales; el estado por ende debería ser imparcial para que sus
electores tengan la más amplia visión y así asegurar un mejor convivir entre
sus ciudadanos.
Sin embargo, esta acción recíproca
está tan cargada de mitos, normas anticuadas y rápidos cambios tecnoculturales
que ocurren en nuestra sociedad con frecuencia, sobre todo cuando estamos
invadidos por todos los medios de comunicación de una andanada de información
sesgada de parte de los dueños de los mismos, sean particulares o del gobierno,
por ello nuestra percepción se distorsiona y nuestras interpretaciones se
invalidan, en especial la de acción recíproca humana y las de comunicación.
Como consecuencia, las relaciones
humanas se rompen en muchos niveles. Procuramos buscar una respuesta, de
encontrar la dirección acertada, por eso tratamos de crecer como personas por
medio de una mejor comunicación y para ello debemos documentarnos e investigar
y no dejarnos llevar por la corriente, porque si no nos convertimos en
auténticos peleles, que sólo repetimos lo que oímos.
Tratamos de aceptar nuestras
emociones, buenas y malas, en vez de dejar que sea la sociedad y el estado quien nos defina como debemos sentirnos; deseamos también comunicarnos con
eficacia, escuchando abiertamente lo que otros tengan que decir, interpretando
los sentimientos que haya detrás de sus aseveraciones, en vez de dejar que lo
emocional y las suposiciones nublen el mensaje o interrumpan la comunicación.
Tenemos que respetar nuestro propio
ser antes de que podamos empezar a
respetar el ser de los demás. El reconocimiento de una dignidad básica y
universal del género trabajador y humano en todos y cada uno de sus
representantes es la conformación de nuestra propia e inherente dignidad.
En oportunidades pienso que distinto sería, si nuestro país
fuese una fuerza solidaria, un pueblo que actúe como un solo hombre ante la
adversidad; como hemos sido siempre, prestos a acudir al llamado del hermano en
desgracia.
Por eso no he podido asimilar todavía la irresponsabilidad de quien pescando en rio revuelto logró con un árbitro parcializado (CNE) obtener la mitad de votos por “decisión popular” y fue designado por unos poderes públicos genuflexos al gobierno, para regir nuestra nación, para eliminar las taras sociales que nos aquejan, unificando esfuerzos y lo que hace es continuar un discurso de división y de odio entre venezolanos.
Por eso no he podido asimilar todavía la irresponsabilidad de quien pescando en rio revuelto logró con un árbitro parcializado (CNE) obtener la mitad de votos por “decisión popular” y fue designado por unos poderes públicos genuflexos al gobierno, para regir nuestra nación, para eliminar las taras sociales que nos aquejan, unificando esfuerzos y lo que hace es continuar un discurso de división y de odio entre venezolanos.
Me miro al espejo y me pregunto: ¿En este maremágnum
ideológico, en este arroz con mango, debo tomar un lugar en esta división? ¿soy escuálido o chavista ante este crisis? o soy venezolano al igual que aquel
que ha perdido su casa por los deslaves o las inclemencias del clima, o es que
la violencia delincuencial acaso respeta a chavistas o no chavistas? ¿quizá la
desgracia anda solicitando el carnet del partido o mira antes el color de la franela?
Aprovechar el dolor y el sentimiento de desespero ante los escases y la
indefensión de sentirse en la calle con fines políticos, dividiendo a los
hermanos es criminal, es un asesinato a la solidaridad, es matar vilmente a la
esperanza.
Venezuela, hasta 1998 fue un país donde la tolerancia, la
hermandad, el compadrazgo, independientemente del sacramento o no, era nuestra
forma normal de comportamiento y no estoy diciendo con esto que entonces
vivíamos mejor. Fomentar la división entre chavistas y escuálidos, entre pobres
y ricos, entre blancos y negros, no encaja, con nuestra idiosincrasia, el grado
de fanatismo de lado y lado ha disgregado la sociedad y la familia con
repercusiones sicológicas a todo nivel.
Simón Bolívar, el Libertador de nuestra patria,
en su proclama sobre la libertad de los esclavos ( Cuartel General de Ocumare,
6 de Julio de 1816) Señalaba lo siguiente: “ De aquí en adelante solo habrá en
Venezuela una clase de hombres, todos serán Ciudadanos” ...y digo yo, ¿qué
pensaría nuestro Libertador hoy, con la división que tenemos entre
"Chavistas, Rojos rojitos" y "Escualidos y majunches"?
Y esta división afecta al propio gremio trabajador como a toda nuestra nación. Aquí pudiera hacer un breve recuento de la historia del
trabajador venezolano, sus luchas, sus logros, pero de verdad que no me nace el
resaltar algo conquistado pues al contrastarlo con la realidad social del
trabajador de hoy, me sume en profunda depresión.
Pero no obstante, si quiero felicitar al bravo pueblo venezolano,
liderado por sus trabajadores, hombres y mujeres, echados pa’lante, porque estoy
seguro que nuevamente harán frente a toda imposición unilateral por parte del gobierno de turno, a esta alienación mediatica, de
cualquier parte que venga, a todas las marchas ajuro y lograrán de nuevo buscarse un sitial combativo y de honor para el trabajador de Venezuela.
Trabajo duro... ¿Para mi familia? |
Querido primo te felicito por este blog y te deseo muchisimo exito, todo está de lujo.
ResponderBorrarGracias por deleitarnos con todo lo que acá publicas.
Belkis
Gracias a ti por visitar mi blog y darme tu opinión, besos querida prima!
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