Un
gesto tan simple, pero seductor como un beso puede traer múltiples beneficios
para tu salud. Si piensas que cuando besas, sólo trabaja tu boca, te equivocas totalmente: todo tu organismo entra en acción, igual que tus
cinco sentidos.
Si
normalmente el corazón produce entre 60 a 80 latidos por minuto, a la hora del
beso, se acelera a un ritmo alucinante: 150 latidos por minuto. Nada menos que 30
músculos faciales hacen horas extras por causa de un simple beso.
Si
estas cuentas son verdaderas, besar puede ser un ejercicio alucinante para
quien desee mantenerse en línea.
Veamos algunas comparaciones para tener una idea:
Veamos algunas comparaciones para tener una idea:
~ 45
besos equivale a quemar = 1 barra de chocolate (100 g.)
~ 6 besos equivale a quemar = 1 bola de
helado de fresas.
~ 10
besos equivale a quemar = 1 tacita de postre de vainilla.
~ 14 besos equivale a quemar = 1 latica de
cerveza.
Por eso,
aquí te mostramos una recopilación con todas esas propiedades positivas para el
organismo que desencadenan los ósculos.
- Te mantienen
joven.
- Alivian las
alergias.
La
producción de histamina, que se estimula con los besos, puede aliviar o
retrasar la aparición de síntomas como estornudos y secreción nasal.
- Mejoran la
circulación de la sangre.
Los
besos generan adrenalina, ayudan a bombear la sangre, además de disminuir la
presión arterial y el colesterol.
- Ayudan a tu
sistema inmune.
Los
besos provocan la liberación de anticuerpos que combaten las bacterias que
causan enfermedades.
- Te relajan.
- Benefician a
tus dientes.
El
intercambio de saliva neutraliza los ácidos desagradables que causan las caries
y también se intercambian sales minerales que fortalecen el esmalte.
- Te ayudan a
vivir más tiempo.
Según
estudios, las parejas que se besan por las mañanas viven 5 años más en promedio
que aquellos que no lo hacen.
- Quemas
calorías.
Puedes
quemar muchas calorías por minuto durante un beso ardiente.
Hay besos que pronuncian por sí solos
ResponderBorrarla sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.
Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.
Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.
Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.
Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.
Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.
Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.
Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Gabriela Mistral