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sábado, 4 de mayo de 2013

La playa y el mar




La playa se quedó paralizada, caliente y húmeda
cuando el mar repetidamente con fruición la besó
se imaginó siempre que el océano quería amistad
pero el agua enamorada su pasión no disminuyó.




Cómo tocar esa piel rubia y quedar imperturbable
confesaba muy inquieta y turbada la ola al delfín
a quien le amarga en la boca el rico bocado dulce
respondía el cetáceo, al amar no llegamos al fin.



La costa se bañaba desnuda, el sol veía con fogosidad
esa hermosa y morena silueta que la palma envidiaba
el embate de agua la acariciaba con voluptuosidad
la playa se rindió al sentir que ella también le amaba.



Cada grano de su arena al ver el mar venir... ¡vibraba!
y la playa entera con entusiasmo le saludaba: Hola!
la ribera caliente por el travieso sol de amor suspiraba
el líquido amante iba y venía penetrándola hasta las... olas.

© Hernan Antonio Núñez

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