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viernes, 3 de mayo de 2013

El Método Positivista (Ensayo)


INTRODUCCIÓN

Este ensayo es el primero de este tipo, que nos fue asignado al grupo por el profesor de la asignatura. La materia fue expuesta magistralmente en clase, en forma de conferencia, con parcas y ocasionales intervenciones de los estudiantes del curso.
El tema trata de una corriente filosófica denominada “Positivismo”, enmarcada en un contexto histórico y filosófico de la historia de la humanidad, que surgió en el siglo XIX, en contraposición al pensamiento feudalista; en el cual la Iglesia y Dios tenían un carácter de supremacía y la contemplación religiosa y dogmática, eran principios y valores ineludibles de los individuos de la sociedad.
Esta filosofía acompaña el nacimiento y afirmación de la organización técnico-industrial de donde se refundan los principios y valores burgueses; es interesante conocerla y tomar posición, en tanto que estamos inmersos en una sociedad cuyos integrantes pugnan por conseguir una forma de vida más equitativa y con una concepción social de mayor armonía.
Esta investigación nos va a permitir (en forma muy somera) comparar, comprender y evaluar, con respecto a otras corrientes del pensamiento humano, la diversidad de criterios ideológicos y racionales, que pueden privar de manera subyacente algunas veces y otras con una marcada imposición cultural, en las sociedades a través de la historia.
Entre las fuentes utilizadas contamos con apuntes tomados en la clase del profesor, además de obras bibliográficas propuestas por el mismo, otras buscadas por cuenta propia, y de Internet, entre otros.
Los criterios utilizados para su selección son obvios: todos los contenidos tienen explicaciones conexas con la esencia de esta teoría del pensamiento positivista decimonónico, que aun dos siglos después se mantiene vigente en gran parte del mundo.
Quedará de nuestra iniciativa y albedrío seguir indagando sobre los problemas filosóficos que circundan esta teoría del conocimiento y seguir mejorando los conocimientos sociales que ya iniciamos en “La casa que vence las sombras”.

I.  RESEÑA BIOGRÁFICA

Hace más de dos siglos nació en Montpellier Francia, Isidoro Augusto María Francisco Javier Comte, el 18 de Enero del 1798, en el seno de una familia humilde de un funcionario menor. Desde muy chico fue reacio a la religión católica tradicional y también rechazaba las doctrinas monárquicas.
Desde joven demostró excelentes habilidades matemáticas (siendo tan solo un adolescente de 16 años enseñaba a otros coetáneos suyos); luego ingresa a la elitista Escuela Politécnica, en la capital francesa (1814-1816), y fue expulsado con otros estudiantes al participar en un revuelta (al proporcionar una calurosa bienvenida a Napoleón Bonaparte, a raíz de la Batalla de los Cien días), acusándosele de republicanismo e indisciplina.
Regresa a su ciudad natal y cursa medicina; va de nuevo a París para seguir sus estudios, haciendo traducciones mientras tanto para subsistir. Por 1817 conoce al teórico socialista Claude Henri de Rouvoy, Conde de Saint-Simon, de quien sería, un año después, secretario y colaborador hasta el año 1824, cuando rompen por diferencias de criterios ideológicos; sin embargo las ideas reformadoras de Saint-Simon dejarían su huella en Comte, lo cual se nota en algunas de sus obras.
A partir de ese momento dedica su vida a estructurar un pensamiento particular, procurando ganar adeptos en su entorno social. Durante dos años se dedica a dar lecciones privadas para sobrevivir a las condiciones deplorables de vida que tenía a nivel económico.
En el año 1826 comenzó a dar cursos privados de su filosofía positiva al público en general pero prominentemente a personas preclaras en el saber. Desajustes mentales le impiden seguir impartiendo dichos cursos, que continúa luego de tres años; un año después (1830) sale a la luz el primer volumen de su Curso de filosofía positiva (la obra completa consta de seis tomos y toda su publicación tardó doce años). 
 Además de los emolumentos que recibía por los cursos de filosofía que dictaba, también instruía en astronomía, aunado al importe que le podían devengar sus publicaciones, sin embargo, todo ello era insuficiente para mantener unas condiciones mínimas de vida decorosa, por lo que acepta el puesto de examinador en la Escuela Politécnica (donde había estudiado anteriormente), al no lograr ingresar como docente en la universidad.
John Stuart Mill, un amigo suyo, lo beneficiaba con subsidios que recogía desde Inglaterra. Una infeliz unión conyugal terminó, como era de esperar, en separación. Luego, en 1845, se enamora platónicamente de Clotilde de Vaux, quien fallecería un año después. Éste efímero amor lo marcó de tal manera, que el culto a la mujer amada se reflejó en sus obras posteriores.
En 1842 publicó su Tratado elemental de geometría analítica; en 1844 su Tratado filosófico sobre la astronomía popular y su Ensayo sobre el espíritu positivo; de 1851 a 1854 su Sistema de política positiva; el 1854 sale el Catecismo positivista; en el 1856 La síntesis subjetiva o el sistema universal de las ideas relativas al estado normal de la humanidad.
Aun cuando esta gran cantidad de escritos no le granjeó un escalafón social, si le consiguió cierto renombre, principalmente del célebre sabio Emile Littré, quien acogió con beneplácito y difundió ampliamente los preceptos e ideas de este movimiento positivista.
Hacia finales de los 40 se funda la sociedad positivista. Más personas adoptaban sus ideas filosóficas, llegando a constituirse casi en un religión irreverente, una especie de culto (no a una deidad) hacia el hombre histórico: la humanidad, con sus santos y todo (científicos, pensadores, etc.), lo que Comte observaba con buenos ojos; sus ritos subsisten todavía en Francia y Brasil.
Fue un genio (que literalmente, rayaba en la demencia) huraño, de arduo trato; tal como son la generalidad de pensadores que se toman a pecho el cometido de transformar un orden establecido en la sociedad, inclusive a nivel global. Muere muy pobre en París, donde vivió el mayor tiempo de su vida, el 5 de Septiembre de 1857.


II.  DEFINICIÓN DEL POSITIVISMO

            Es una teoría del conocimiento que sostiene que la verdadera fuente del saber son los hechos, la experiencia y la observación: detallada, continua, objetiva, predictiva y causal de esos fenómenos experienciales, mediante la aplicación de los pasos del método científico (lo cual se considera universal), guiado por la razón analítica.
Es el nombre dado a una corriente filosófica, cuyo rasgo primordial es el ideal de una fundamentación en el conocimiento científico (sin elementos teológicos o metafísicos), basada únicamente en el análisis hipotético-deductivo de los datos empíricos del mundo físico.

Conocimiento Científico
Es un saber sistemático, racional, metódico, lógico, objetivo, autocrítico, empírico y se basa en los pasos del método científico.

Método Científico
El método científico, es una reflexión metódica sobre el proceso de producción del conocimiento científico y es: empírico, analítico, hipotético y deductivo.

Pasos del Método Científico
1.      Elección del tema o problema. Puede ser libre o impuesto:
1.1.   Libre. Si es espontáneo, Que le parezca importante o que toque sus fibras.
1.2.   Impuesto. Cuando ha sido asignado por un profesor, un superior o un tercero.
2.      Delimitación del problema. En esta etapa, ya el problema resulta ser un objeto de la investigación científica, en la cual es necesario delimitar:
2.1.   La ubicación espacial o geográfica.
2.2.   En el tiempo.
2.3.   Su precisión epistemológica.
Debemos ser concretos, específicos y precisos al circunscribir el tema escogido.
3.      Referencia al marco teórico
Se debe investigar la esencia y el contexto del tema, en un conjunto de conceptos, categorías y nociones que permitan pensar la situación planteada o el problema. Para ello es necesario apoyarse en una buena bibliografía, con argumentos relacionados con la esencia de lo que se indaga.
4.      Hipótesis
Es un enunciado o planteamiento de solución posible y debe ser consecuencia directa de un adecuado marco teórico.
Junto a los datos contrastados se va hilando metodológicamente, aferrándose a una verdad lógica, que va guiando la investigación hasta tener una conclusión.
5.      Recolección de datos
Es posterior a la hipótesis, en la cual se va elaborando un esquema provisional y una programación de lo que se inquiere, permitiendo ahora una referencia empírica.
6.      Contrastabilidad de datos
En esta fase se confrontan los datos recogidos con la hipótesis formulada, para verificarla e ir redactando lo que será la parte conclusiva o final.
7.      Conclusión. Esta debe ser abierta y temporal:
7.1.   Abierta, porque debe ser sometida a toda crítica, inclusive la propia.
7.2.   Temporal, porque debe ser susceptible de modificarse posteriormente.
Al positivismo, sus detractores, le critican que sus principios niegan todo lo ideal, abstracto o metafísico, lo que permite ir mas allá de las experiencias. Que trunca la inteligencia del hombre, reduciendo la ciencia a pura nomenclatura, colección de hechos, observación y formulación, sin ningún espíritu.
Asimismo afirman, quienes mantienen posiciones distintas, que no todas las experiencias son reales, aun cuando nuestros sentidos así lo aprecien (ilusiones ópticas, trucos de magia, confusión mental, etc.) y por el contrario, muchos científicos han llegado a conclusiones concretas utilizando, a veces, la abstracción y/o métodos no verificables o “medibles”.

III.  CARACTERÍSTICAS DEL POSITIVISMO

En general, la ciencia positiva, se puede caracterizar por:

·         Empirismo: la experiencia, la observación de los fenómenos intersubjetivamente controlables, de fuente de conocimientos objetivos. El empirismo constituye una actitud científica relativamente pasiva, moderadamente abierta al experimentalismo, es decir, a la invención, la provocación, construcción de experiencias que suponen, en general, técnica, mediante una vigorosa interacción con la naturaleza.
·         Descriptivismo: el saber positivo es fundamentalmente comprobante: una ley sólo es la fórmula general de una regularidad natural, pues la observación permite comprobar que hasta el presente, un acontecimiento o un hecho de tipo y sigue siempre a un acontecimiento o un hecho. La ciencia positivista no pretende tanto explicar los fenómenos naturales (lo que implica el recurso a la noción discutible de "causa") como describirlos.
·      Abanderamiento antimetafísico: la formulación nomológica de regularidades fenomenales no va más allá de una hipótesis prudente a propósito de lo observable. No da intervención a nociones metafísicas relativas a la naturaleza profunda de las cosas o a sustancias que estén "detrás" de los fenómenos o los hechos observables y ni siquiera a la noción de causalidad. El positivismo es nominalista, rechaza la hipóstasis de abstracción o de entidades no observables empíricamente.
·         Relativismo: no se puede extrapolar (en todo caso, sólo con gran prudencia y a modo de hipótesis), ni mucho menos absolutizar. Nada permite afirmar que en el futuro se verificarán las regularidades naturales que se ha comprobado hasta ahora, ni que las leyes astronómicas que se han enunciado a partir de la observación del sistema solar sean válidas más allá de éste. 
·         Pragmatismo: «Saber para poder con el fin de proveer». El valor del saber científico, positivo, consiste en su eficacia y en su utilidad social. Las "creencias científicas", aun cuando, en términos absolutos, no sean más verdaderas que las otras (en el sentido de conformidad a la naturaleza profunda de las cosas), son, por el momento, las mejores en lo que concierne a la supervivencia y a la organización de la vida de los hombres en sociedad.
·       Consensualismo: la organización social y el mejoramiento de las condiciones de existencia exigen la paz. Ahora bien, las ciencias que han llegado al estado positivo y se caracterizan por un método no violento para regular los conflictos de opinión que, en la mentalidad religiosa y metafísica, son interminables o se dirimen de manera dogmática y hasta con violencia física. El espíritu positivo permite regular los diferendos de manera pacífica y consensuada por todos los que aceptan someterse a la regla de la observación empírica, objetiva, es decir, repetible y compartida. Lo que ha de poner fin a las discusiones es la comprobación de los hechos y no la ley del más fuerte ni del más hábil. Ese consensualismo pacífico es un modelo para regular los conflictos entre los seres humanos, sean los que fueren.
·         Estatismo: es mitigado y se refiere sobre todo a las ciencias que han llegado al estado positivo, para las cuales Comte no espera ya ninguna revolución. Estas ciencias se contentan con acrecentar o precisar un conjunto de  leyes del que ya se ha adquirido lo esencial. Por tanto, todas las transformaciones profundas que ocurran en matemáticas, en lógica o en física quedan al margen de la perspectiva del positivismo. Su concepción de la ciencia positiva es cerrada, doctrinaria: sólo requiere una exposición sistemática en un tratado enciclopédico. Únicamente algunas ciencias –como la biología o la sociología– tienen todavía mucho que evolucionar hacia el estado positivo, que es el estado superior o adulto final. 

IV.  HISTORIA DEL POSITIVISMO (ANTECEDENTES) 

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el romanticismo que caracterizaba al idealismo alemán comienza a perder vigencia. El positivismo pretende “atenerse a los hechos” y toma a la ciencia experimental como modelo de toda racionalidad.
Paradójicamente, muchos positivistas, que bien pudieran ser considerados románticos, han exaltado a la ciencia y a la humanidad en su capacidad de producir ciencia. Hay quienes incluso, afirman que el positivismo es una suerte de “romanticismo de la ciencia”.
La forma más antigua de positivismo se basa en el pensamiento filosófico del francés Augusto Comte. Es posible que sea él quien mejor represente esa corriente de pensamiento, tanto que podría ser considerado su fundador; aunque hay conceptos comunes que también manejan pensadores de la talla de: Bacon, Hume, Kant y Saint-Simon, entre otros.
Hay en esta filosofía una relación notable con el empirismo, en tanto valoran la información que proviene de la experiencia; pero también hay una clara diferencia: el positivismo lo considera, sin lugar a dudas, un realismo (los sentidos toman contacto con la realidad, y las leyes de la naturaleza expresan con conexiones “reales” y no simplemente abstracciones subjetivas).
Para Comte esta filosofía de vida es una respuesta al pensamiento medieval (que se centraba en Dios), su intención principal consistía en liberar al hombre de las "estorbos" del mito y la tradición y en este aspecto concordaba parcialmente con Francis Bacon, quien intentó recoger los primeros resultados de la revolución industrial.
Pero el positivismo fue también un intento para remediar los conflictos sociales de esa época tan convulsionada. Era necesario para lograr tal reforma una nueva organización del saber y una nueva epistemología, que llevase al hombre a una ilustración guiada por la razón.
Comte consideraba necesaria la desaparición de una visión cósmica tradicional, de corte teológico, en beneficio de la racionalización de todos los procesos relacionados con la vida del hombre.

Orden y progreso
Éstas son premisas de la filosofía Comtiana, las cuales poseen una clara intención de reforma social en el contexto de las secuelas de la Revolución Francesa. Comte afirma que la reforma de la sociedad no se puede realizar exitosamente sin una reforma teórica.
Augusto Comte contrapone el orden a la revolución, lo cual lo aproxima a los filósofos del movimiento Restaurador; pero se separa de ellos a buscar el orden en el progreso y no de regreso al pasado.

Ley de los tres estados
"Consiste esta ley que en cada una de nuestras concepciones principales, cada rama de nuestros conocimientos, pasa sucesivamente por tres estados teóricos diversos: el estado teológico o ficticio; el estado metafísico o abstracto; el estado positivo o científico. (...) En el estado teológico, el espíritu humano, la dirigir esencialmente sus investigaciones hacia la naturaleza íntima de los seres, las causas primeras y finales de todos los efectos que percibe, es una palabra, hacia los conocimientos absolutos, se representa los fenómenos como producidos por la acción directa y continuada de agentes sobrenaturales, más o menos numerosos, cuya intervención arbitraria explica todas las aparentes anomalías del universo. En el estado metafísico, que no es en el fondo sino una simple modificación general del primero, se substituyen los agentes sobrenaturales por fuerzas abstractas... En fin, en el estado positivo, es espíritu humano, reconociendo la imposibilidad de obtener nociones absolutas, renuncia a buscar el origen y el destino del universo y a conocer las causas íntimas de los fenómenos, para dedicarse únicamente a descubrir, mediante el empleo bien combinado del razonamiento y de la observación, sus leyes efectivas." [1]

El positivismo ha ejercido una gran influencia en el pensamiento después del siglo 19. Los grandes creadores de la ciencia natural han transitado por rumbos positivos. En la historia de la cultura Venezolana, el positivismo clásico está notablemente presente. Se puede hablar de dos generaciones de pensadores genuinamente positivas. La primera se inicia con Adolfo Ernst (1848-1928) y A. Rojas (1826-1894).
La segunda generación la constituyen los discípulos de Ernst y de Villavicencio. En la actualidad ya no podemos ser positivistas clásicos, la experiencia de dos grandes guerras nos han enseñado que el progreso de la ciencia y la tecnología de por si no hace feliz ni moralmente bien a nadie. Nuestro problema consiste en la creación de una nueva moral que sea aceptable para la mentalidad científica y de consenso universal.

V.  IMPORTANCIA DEL POSITIVISMO EN LAS CIENCIAS SOCIALES

El término positivo es una manera especial de filosofar, examinar las teorías de cualquier orden, es decir, la filosofía positiva se ocupa del estudio de los fenómenos sociales considerando los resultados de la actividad de nuestras facultades intelectuales, nos proporciona el único medio verdadero y racional.  La doctrina positivista se interesa por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento científico y a su vez el control y dominio de las fuerzas naturales.  Los componentes principales del positivismo son la filosofía y el programa en conductas individual y social, la cual se traduce en una fusión bajo el concepto de una religión, siendo en realidad la humanidad el objeto del culto.
El positivismo, científicamente, no admite otros conocimientos como válido, sino los que proceden de la fenomenología, rechazando toda noción previa y todo concepto total y absoluto.
Es la única realidad científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia.  Es una teoría de historia y un intento de construir una teoría de la sociedad humana, es decir una Sociología.  Cada ciencia pasa inevitablemente por esta fase que de ningún modo hace falta representar como un conjunto de prejuicios estériles, sino precisamente como la forma embrionaria del saber.  La mente humana cae en interrogantes sobre la naturaleza oculta de las cosas, saber el por qué de las cosas;  es un estado de intermedio entre el teológico y el positivo, en él se siguen buscando los conocimientos absolutos, intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas, en el estado positivo, a través de él se explica la realidad mediante la observación y la experimentación, busca la explicación de los hechos por medio de la formulación de las leyes y prescinde de la metafísica.
            El espíritu positivo tiene que fundar un orden social.  La constitución de un saber positivo es la condición de que hay una autoridad social suficiente y esto refuerza el carácter histórico del positivismo.
Comte, fundador de la Sociología, intenta llevar al estado positivo el estudio de la humanidad colectiva, es decir, convertirlo en ciencia positiva.  Él valora altamente el papel organizador de la iglesia católica, en la época metafísica, corresponde la influencia social a los legistas, es la época de la irrupción de las clases medias, el paso de la sociedad militar a la sociedad económica, es un período de transición, crítico y disolvente, el protestantismo contribuye a esta disolución.  Por último, al estado positivo corresponde la época industrial, regida por los intereses económicos y en ella se ha de restablecer el orden social, y este ha de fundarse en un poder mental y social.

La idea de la reforma social

           Comte, reflexiona sobre la Francia contemporánea y le lleva a la convicción de que era indispensable una reforma de la organización social y que era necesaria una reforma de las ciencias; reformada permite fundar las ciencias no existentes de la sociedad, sin la cual es imposible reconstruir unificadamente la vida social.
          Durante las épocas de organización de las sociedades estaban orientadas hacia la conservación de las cosas; la sociedad era considerada como una entidad supra-individual que posee valores propios con respectos a los individuos; la sociedad era considerada como la totalidad que no poseía autonomía ya que estaba regida por otros valores que eran muy escasos, pero que fueron superados a medida que se fueron afianzando en su identidad hasta llegar a un progreso justo.
       Comte, desea el rescate de la naturaleza orgánica que cambias los modos del pensamiento y su desarrollo intelectual, con el fin de que la humanidad se insertase a una sociedad positiva, para así poder restaurar todo aquello que se venía arrastrando desde la sociedad feudal, para así centrarse en el individuo, es decir, con una organización espiritual que tendría fundamentos no sólo en los dogmas teológicos y creencias cristianas, sino precisamente en la ciencia.

© Hernán Antonio Núñez
e-mail: hernan_nunez2004@yahoo.com

BIBLIOGRAFÍA

BURK I., Filosofía, Ediciones Insula, Caracas-Venezuela 1985 

COMTE A., Curso de Filosofía Positiva, Editorial Aguilar Argentina S.A., Buenos Aires-Argentina 1973 

KOLAKOWTSKI L., Filosofía Positivista, 

MARCUSSE H., Razón y Revolución, Editorial Alianza, Madrid-España 19848 

MARÍN M., El Positivismo y las Ciencias Sociales, Argentina 1998 

http://www.cibernous.com/autores/comte/teoría/biografía.htm [15/07/2005] 


http://www.caminantes.metropoloiglobal.com/web/filosofía/positivismo.htm [18/07/2005] 


http://www.catedras.fsoc.uba.ar/rubinich/biblioteca/biografia.hml [19/7/2005] 




[1] Augusto Comte, Curso de filosofía positiva, 1830

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